
Francisco Gorostiaga
Dictamen del Jurado
Y es la nostalgia, la inocencia, el paso del tiempo, la vida, la muerte y el juego de unos niños que coquetean entre lo fantástico y lo real. Se tratan de sentimientos relatados a través de una descripción íntima, sencilla, pero a la vez inquietante, que cuenta el transcurrir de un día en el que aparentemente no pasa nada, más que lo lúdico. Una historia corta en la que los sentidos se van agudizando y es así como el color blanco de la sabana ocupa todo un escenario, al igual que el olor de la carne que se está asando y el murmullo de la noche. También se descubre el silencio, y se siente el frío, y el viento, y es el viento el que ladea la sábana blanca y mueve el portón de un costado a otro. Y son los recuerdos que habitan en la quietud de un pueblo tapado por el polvo. Como si nada pasase en ese lugar, solo las travesuras de unos niños. Pero el tiempo es implacable, finalmente todo cambia, también la casa de corredor largo, y todo se convierte en un recuerdo, y entonces aparece la ausencia, un termo de café esperando a nadie. Por otro lado la imagen de una pollera ancha, expuesta como símbolo uterino. “Mamá es una pollera inmensa que cubre todo el mundo”, de frente a la vida y a la muerte. La misma pollera que cubre un rostro para no evidenciar la tristeza delante de una tumba.
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